texto de Juan Luis Guitierrez
Miguel N fue una víctima más del rito al cual los bolivianos nos sometemos cada cierto tiempo. El rito de la guerra que se funda en el mito de la “revolución”. Pienso que la “revolución” es parte constitutiva del imaginario colectivo boliviano o de aquel que se siente sumergido en la mística “bolivianidad”. En “Miguel N.” la relación de lo sagrado y lo profano se confunden dentro del territorio simbólico de la “revolución”.: la cercanía del marxismo revolucionario y del cristianismo laico, de la figura del sacrificio, de la indagación del dolor, de aquel sujeto que no está conforme con sus circunstancias y las desafía, no para simplemente romper el orden establecido, sino más bien, en la búsqueda de la eternidad, son algunas características que sincretizan el papel del hombre que busca un sentido de la vida con la vida misma.
Somos animales simbólicos, buscamos un sentido para existir, porque somos conscientes de la proximidad de la muerte, el sentido que le demos a la vida involucrará como vencer “el final” de la misma: es la búsqueda de la eternidad. Mientras la madre de miguel N. esperaba de su hijo una vida “normal” que implique la construcción de una familia y la eternidad en la sucesión de generaciones futuras, una eternidad “lenta pero segura”, Miguel N. prefiere otra eternidad: la muerte revolucionaria, la cicuta, la crucifixión, el sacrificio, el dolor, el miedo, y por último, la emancipación de lo terrenal-la eternidad rápida y peligrosa.
Miguel N. no esperaba llegar al país donde murió el máximo exponente de la revolución latinoamericana: el Che. Para tocar la herida (de manera ilustrativa): en Bolivia murió el Che, lo matamos, sí ,en Bolivia, el país que necesita de la revolución para poder vencer a la muerte que amenaza dia a día sus hogares, fue donde murió El Che. En Bolivia tenemos el mito de recrear la revolución cada cierto tiempo, y tenemos el rito de “guerrear” para mantener vivo dicho mito, y también tenemos el rito de matar a sus exponentes, porque el día que la revolución se cumpla, se termina nuestro mito y no tendremos como vencer a la muerte.
Miguel N (The way of a Warrior). Dir. Andreas Pichler. Suiza, Italia. 2007
Miguel N. “cristiano revolucionario”, no hay mejor adjetivo para describirlo y para describir a cualquier boliviano, hasta al más conservador. Creer, ni siquiera pensar, sino simplemente creer, que lo único que nos “salvará” es la revolución-la eternidad rápida y poco segura: éste es nuestro dogma, denle vueltas a esto cuanto quieran, pero no olviden que “La revolución” es nuestra para siempre, porque nunca la acabamos de cumplir y no necesitamos cumplirla, sino simplemente creer en ella, sus mito y sus ritos.
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