domingo, 25 de abril de 2010

Aunque tú no lo sepas



Pablo Lavayén





Es una carta de amor
Que se lleva el viento pintado en mi voz
a ninguna parte a ningún buzón
“Lucía” de Joan Manuel Serrat

Antes de apresurarnos y decir que la película Aunque tú no lo sepas retrata una historia de amor, tal vez habría que recapitular y decir que más bien trata de la historia de los deseos: frustrados, encontrados, perdidos, amaestrados, figurados, pero sobre todo tenazmente sostenidos. Ya Walter Benjamin, en su crítica a la modernidad, nos hacía recuerdo que la experiencia está constituida por los horizontes que el deseo es capaz de trazar en el camino de una vida. Justamente Juan Vicente nos ofrece una muestra de esta tensión del deseo y de la necesidad de volver a replantearnos valores tan sencillos que de resultar tan obvios ahora nos parecen prescindibles.

Aunque tú no lo sepas es la obra prima del director Juan Vicente Córdoba, basada en el cuento de Almudena Grandes “El vocabulario de los balcones”. En el film se nos pone en escena la historia entre Lucía y Juan, vecinos de cuadra, en dos tiempos: el primero, el de la juventud de ambos y el primer encuentro; el segundo, el reencuentro veinte años después en el mismo escenario y la resolución de un primer momento. Puesto que el cine, punto de encuentro privilegiado de diversos registros, está compuesto de infinidad de gestos, ahora se intentará dar cuenta de algunos de los más importantes en la composición de la película y en el entramado de la historia que se nos quiere contar.

Un aspecto principal que resulta muy interesante es el juego que se hace entre los dos tiempos de la historia. Es decir, tenemos en primer lugar el escenario de la adolescencia de Lucía y Juan, a principios de la década de los setenta. En general, se trata de una España convulsionada por diversos problemas sociales y, obviamente, inserta en un momento de cambio de paradigmas muy álgido. Así pues somos testigos, por ejemplo, de los enfrentamientos estudiantiles a través del hermano de Juan que resulta preso en un punto muy tensionado de la historia pues justamente es cuando se da el último desencuentro entre Lucía y Juan, la pareja de la película. También se nos retrata con mucha insistencia el asunto de la nueva ola de formas culturales que invade España: tenemos a un personaje, que lo conoceremos como Juan, cuyos diversos intereses estarán muy claramente –tal vez demasiado claramente– apuntados en las paredes de su habitación; siguiendo ciertos epítetos de la época podríamos decir que Juan es retratado como el estereotipo (cosa que puede incomodar) de lo que en España se conoce como “macarro” (epíteto muy cercano al adjetivo de “hippie”).

En la historia de la familia de Juan también se vive un momento clave: Juan es el único que tiene la oportunidad de estudiar una carrera universitaria ¿Y qué con Lucía? Pues en este primer momento ella resulta más bien un personaje secundario en el sentido de que su único papel es el de ser el objeto de la contemplación de Juan. El voyerismo será un tema que traspasará toda la película: hasta el último momento la relación entre Juan y Lucía supondrá básicamente los dos puestos de observatorio que corresponden a las ventanas de los edificios que los encuentran frente a frente, en un ejercicio de contemplación y admiración reiterativo. Recordemos que el cuento en el que está basada la película se llama “El vocabulario de los balcones”. Justamente al respecto, si nos animamos a ver el “making of” de la película se nos hará saber que los actores tuvieron un fuerte entrenamiento en el lenguaje corporal. Gran parte de la expresividad y de la tensión que sostiene la historia de dicho film está sostenida sobre esta capacidad de expresar las ideas mediantes la gestualidad y sobre todo las miradas. Realmente todo lo que podríamos saber de los sentimientos de Lucía y Juan apenas pueden ser intuidos por el muy interesante juego de miradas y, por lo tanto, de ocultamiento y desvelamiento sobre el que se sostiene la historia de la película.

Mucho más adelante, ya en los años noventas, se produce el reencuentro de Lucía y Juan. Obviamente los contextos han cambiado y la diferencia radica especialmente en Las historias personales de Lucía y Juan. Ahora ambos ya son profesionales asalariados y viven solos en los mismos espacios en los que antes habrían habitado con sus respectivas familias. Resulta muy emotivo el énfasis que se hace sobre la cuestión de la melancolía; por ejemplo, con el uso reiterado de la canción “Lucía” de Joan Manuel Serrat que funciona como eje principal entre los significados de cada tiempo. Si la primera temporalidad de la película resultaba un momento fundacional, la segunda está sobre todo recargada de una constante vuelta al pasado o necesidad de recapitular. Esto se hace aun mucho más efectivo por la constante comparación entre elementos del pasado que permanecen aún vigentes en el presente de la historia.

Así pues, Aunque tú no los sepas es una película aparentemente disfrazada de historia de amor que, sin embargo, nos inunda de otros sentidos: el paso corrosivo del tiempo y la formación de una experiencia maltrecha, tal como lo retratan las arrugas de Lucía y la constante melancolía de Juan; en un sentido narrativo podríamos abstraernos pues de todos los otros detalles y quedarnos con estas dos imágenes que puestas una frente a la otra crean toda la tensión necesaria que se supone que tendría que tener toda gran historia.

Si ya es complejo lograr que una historia en el cine sea mínimamente loable en tan sólo un tiempo narrativo, el gran mérito de Aunque tú no lo sepas de Juan Vicente Córdoba es que consigue manejarse de manera muy fluida y coherente entre dos tiempos distintos y entre los variadísimos elementos que deben corresponderse entre ambos tiempos. Ésta manera de plantearse la experiencia cinematográfica significa para el espectador un constante manejo de tensiones y de contrastes entre ambos tiempos; podríamos arriesgarnos a decir incluso que la enorme carga dramática de este film le sobreviene justamente de este simple planteamiento entre el constante cambio entre las escenas del pasado y las del presente narrativo. Tal vez la última escena no corrobore del todo lo mantenido en esta reseña pero aquello ya será de la opinión del espectador y al que escribe esto ya no le interesará la responsabilidad por sus errores.




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martes, 20 de abril de 2010

Selección Oficial, Festival Internacional de Cannes 2010


En su 63 edición el Festival Internacional de Cine de Cannes ya tiene su Selección Oficial. El cine de autor, el cine contemporaneo, el cine que busca nuevas formas para nuevos contenidos ya tiene su Selección Oficial:


Tournée’, de Matthieu Amalric


‘Des hommes et des dieux’, de Xavier Beauvois


‘Hors-la-loi’, de Rachid Bouchareb


‘Biutiful’, de Alejandro González Inárritu


‘Another Year’, de Mike Leigh


‘La princesse de Montpensier’, de Bertrand Tavernier


‘Fair Game’, de Doug Liman


‘Utomlyonnye solntsem 2’, de Nikita Mikhalkov


‘You: My Joy’, de Sergei Loznitsa


‘Un homme qui crie’, de Mahamat-Saleh Haroun


‘La nostra vita’, de Daniele Luchetti


‘Uncle Boonmee’, de Apichatpong Weerasethakul


‘Poetry’, de Lee Chang-dong


‘The housemaid’, de Im Sang-soo


‘Outrage’, de Takeshi Kitano


‘Copie conforme’, de Abbas Kiarostami

sábado, 17 de abril de 2010

Sobre La Celestina de César Fernández Ardavín

Predro Brusiloff


El ciclo Martes de Cine Español proyecta la primera adaptación cinematográfica española de la obra de Fernando de Rojas La Celestina, una pieza clave de la literatura española. La adaptación cinematográfica de César Fernández Ardavín pretende mantener su fidelidad a la obra y está lejos de ser una interpretación libre. Pese a ello, creo que la película omite dos de los aspectos más importantes de la versión literaria: la parodia y el realismo.

La película de Fernández Ardavín desaprovecha las opciones que la obra original ofrecía a la hora de construir el espacio. Al decir esto pienso en la casa de Celestina, que es presentada como un espacio cualquiera, casi sin peculiaridades distintivas, muy diferente a lo que uno imagina cuando lee las líneas en que Pármeno describe las posesiones de la alcahueta: “Tenía huessos de corazón ,de cieruo, lengua de bíuora, cabeças de codornizes, sesos de asno, tela de cauallo, mantillo de niño, haua morisca, guija marina, soga de ahorcado, flor de yedra, espina de erizo, pie de texó, granos de helecho, la piedra del nido del águila e otras mill cosas”. En lugar de esto, en la película nos encontramos frente una espaciosa y limpia sala con un laboratorio lleno de botellas y recipientes minuciosamente ordenados en el segundo piso. Pero acaso sea más pertinente citar las precisas palabras de Augusto Martínez Torres, que en una crítica de la época señalaba: “en los decorados, también diseñados por Ardavín, se ha seguido la peor tradición teatral, con lo que se acaba de borrar el poco realismo que aún le quedaba a la historia”. En este sentido, hasta el vestuario de los personajes delata una artificialidad ostensible, sobre todo cuando vemos el extraño atuendo de Centurio, el original traje de seducción de Elisa o el estilo demasiado pulcro que la alcahueta Celestina luce.

Como ya se dijo, uno de los aspectos más exquisitos de la versión literaria es la utilización de la parodia, en especial la que se refiere al amor cortés, encarnada en el personaje de Calixto. Calixto es un personaje sumamente jocoso, es presa de innumerables burlas y actúa de un modo que llega a exasperar a todos aquellos que lo rodean. En la película de Ardavín, el joven amante de Melibea es tímido y silencioso, exterioriza las señales del amor que lo aqueja, pero de un modo timorato que no tiene nada que ver con el Calixto de Rojas, que hace gala de pésimos dones musicales y dedica ardientes discursos al cordón que amarra la cintura de Melibea. Posiblemente la omisión de los aspectos paródicos que tocan al amor se deba al miedo de menoscabar el motivo del amor eterno, más allá de la muerte, con que seguramente se deseaba conmover al público de la época de la película y que también está presente en la obra de Fernando de Rojas.


Pese a todo, es necesario reconocer que la selección de los diálogos es, a mi juicio, el acierto más importante de la realización. Los diálogos de los personajes depuran todo lo farragoso que puede tener la obra literaria sin quitarle su esencia. Asimismo, es recomendable asistir a la proyección de una película difícil de hallar en el mercado, mucho más cuando existe una versión más reciente del año 96 y cuyo contenido es, por supuesto, más atrevido que el de la primera versión. Pese a ello, el erotismo de la película de Ardavín tiene un encantador toque de inocencia, donde ver el voluptuoso escote de Melibea o las pantorrillas de Areusa eran seguramente cosas dignas de decir de ellas “que desperezan al hombre que las mira”.




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domingo, 11 de abril de 2010

Septiembres: Presos del amor (crítica)

Luis Velasco

En el cine como en todas las artes, el ser objetivos al abordar un tema es casi tan imposible como el esperar depender del puro azar. La simple decisión sobre dónde colocar la cámara para hacer una toma ya responde a una intención por parte del artista y por lo tanto su subjetividad, por lo que el azar realmente no existe bajo esos parámetros: todo es, en menor o mayor grado, fruto de una decisión. Cuando se decide abordar un tema, cualquiera sea este, a través del documental, las variables se acrecientan pues ya no se depende sólo de la subjetividad del artista, sino de la de aquellos personajes que se ha escogido para poder hablar del tema en cuestión. Entonces la perspicacia para reconocer a los potenciales personajes, en conjunto con la capacidad de improvisación y el trabajo dedicado, se vuelven herramientas indispensables si se quiere armar una historia coherente, atractiva y que, por sobre todo, ayude al público a sentirse identificado con lo que sucede en la pantalla.

Septiembres es el segundo largometraje documental del periodista español Carles Bosch, quien cosechó gran éxito mundial con su primer trabajo, Balseros del 2002 (incluida una nominación al Oscar) y que ha decidido en ésta su segunda película tocar un tema un poco más personal y no tan político: el Amor. Cada septiembre, en la prisión del Soto del Real en Madrid se lleva a cabo el Festival de la Canción, donde participan los finalistas de otras prisiones del país y donde el ganador se lleva 290 euros como premio. Los dos últimos festivales los ha ganado una presa mexicana que está encerrada por un error ingenuo, y es por éste error que ahora está separada de su familia. Con la ayuda de otros nueve personajes más, cada uno tan distinto como interesante, Bosch nos relata la rutina a la que se ven sometidos los que están encerrados y los que los esperan afuera, además de las búsquedas de los sujetos por llevar sus vidas con la mayor normalidad posible. Algunos esperan noticias del exterior mientras otros crean pequeñas relaciones intramuros, cargadas en iguales proporciones de romanticismo e ingenuidad, como si se trataran de noviazgos adolescentes. “Lo que pasa es que yo he visto muchas películas y pensaba que un atracador era pues….la verdad me quedé un poco sorprendida”, dice una reclusa de su novio, José Gardoqui, ex baterista de la banda española Burning en los ochentas, y que fue encarcelado por atracar bancos y por su adicción a la cocaína. Ambos son la pareja que más evoluciona durante el documental y nos muestran que lo único que hace sus historias distintas a las nuestras es que suceden tras los barrotes de una prisión. El punto es que con seguridad nos olvidaremos de este detalle, al punto de cuestionar nuestras propias ideas a cerca de la “insensibilidad” de los reclusos. Ese es el gran aporte de un muy buen documental.

Un argentino con dos secretos, un alemán que canta como Sabina, una española con once hermanos o un ex baterista asalta bancos son sólo ejemplos de la gran riqueza humana con la que cuenta Septiembres. Es a lo largo de un año que estas historias de amor se desarrollan, se construyen, se transforman, se refuerzan y se desbaratan; de septiembre a septiembre, de festival a festival, ocurren tantas cosas que no podemos dejar de pensar que por más reales que sean las historias, cada una es a la larga una pequeña gran película.


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lunes, 5 de abril de 2010

Martes de Cine Español: Sin verguenza en Abril Rojo


Para este mes de abril, Martes de Cine Español “Para gustos, colores…” propone una selección imperdible de películas donde el amor en sus múltiples facetas es el protagonista.

Las pasiones que se desbordan o aquellos amores que reconfortan y devuelven la calma son sólo algunos de los temas de las cuatro películas seleccionadas en el ciclo Rojo del Martes de Cine Español, que semana a semana llega a 20 espacios en todo el país. Las películas: Sin vergüenza, Septiembres, La Celestina y Aunque tú no lo sepas.

El ciclo Rojo comienza el 6 de abril con Sin vergüenza, una comedia del realizador catalan Joaquin Oristrell protagonizada por Veronica Forque, Daniel Jimenez Cacho y Rosa María Sarda, quien en el 2001 obtuvo un Premio Goya por su interpretación en la película.

La historia: Un guión basado en una historia de amor que ocurrió en verano de 1979 cae accidentalmente en manos de Isabel, profesora de interpretación en una escuela de actores. Al leerlo, la mujer descubre que es el romance que vivió 21 años atrás con el director Mario Fabra, autor del guión; un romance que duró sólo 17 horas y que ella no ha podido olvidar.

Aplaudida por la critica española por la habilidad del director de ofrecer una mirada acida y maliciosa sobre el mundo del teatro, Sin vergüenza es una pelicula que convoca a todo tipo de audiencias.

¿Dónde se proyecta?

La Paz: Fundación Cinemateca Boliviana (20:00); Chasquipampa, Microcine Yaneramai (19:00); Escuela Municipal de El Alto (Ex Alcaldía Quemada), Ceja de El Alto (19:00); COMPA. Teatro Trono (19:00); Alcaldía Municipal de Coroico (19:00); Alcaldía Municipal de Viacha (19:00).

Cochabamba: Casa de la Cultura, Gobierno Municipal de Cochabamba (19:00).

Santa Cruz: Centro de Formación Iberocamericana – AECID (20:00); Centro Cultural San Isidro, Plan 3000 (19:00); Casa Municipal de Cultura, Montero (19:00).

Chuquisaca: Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia, Sucre (19:00); SIPAS TAMBO, Red de la Diversidad, Sucre (19:00).

Pando: Casa de la Cultura, Alcaldia Municipal de Cobija (19:00).

Beni: Universidad José Ballivián,

Trinidad (19:00).

Oruro: Centro Cultural Muro Tambo, Séptimo Ojo (19:00).

Potosí: Colegio de Arquitectos de Potosí (18:30); Centro Municipal de la Alcaldía Municipal deTupiza (19:00).

Tarija: CBA Centro Boliviano Americano (19:00).


El ingreso es libre en todas las salas.

viernes, 2 de abril de 2010

Martes de Cine Español en la red


La Paz, 1 de abril del 2010 (Cinemas Cine) El ciclo Martes de Cine Español “Para gustos, colores…” se extiende a la red desde este mes de abril. Con el apoyo de la Embajada de España en Bolivia, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y Unión Latina, la revista on-line Cinemas Cine implementará el proyecto Martes de Cine Español en la red, que creará una plataforma integral, intercultural y participativa de discusión crítica de las películas programadas en el ciclo este año.

Martes de Cine Español en la red buscará dotar al público de herramientas para el análisis crítico del cine mediante la publicación de distintos géneros del periodismo cinematográfico (crítica, ensayo de investigación y entrevistas).

Semana a semana, el público del Martes de Cine Español en todo el país tendrá la oportunidad de leer críticas de las películas de cada mes, además de informarse sobre toda la programación. Por otra parte, Cinemas Cine publicará mensualmente un artículo relacionado con las películas programadas en ese mes. Además, se tiene prevista la publicación de entrevistas con realizadores, productores, actores y actrices españoles.

Los espectadores podrán participar en foros de discusión sobre las películas, directores y temáticas del ciclo, en la página de Cinemas Cine http://www.cinemascine.net/ y en Facebook. Dichos foros se abrirán mensualmente y promoverán el intercambio horizontal de las audiencias, enfatizando así su necesidad de expresarse, y reivindicar su individualidad y diferencia.