lunes, 17 de agosto de 2009

zona Sur: Epístola de una clase en retirada.


En la apertura de la obra, se nos advierte a qué estamos asistiendo; un espejo convexo abre el recorrido de un sutil y ligero movimiento de 360 grados. Los espejos y los círculos, el cielo y el silencio, el sexo y los secretos, la mentira y la fragilidad se conjugan para retratar a una familia, a una clase, a una zona desde su casa, su territorio e intimidad, comportándolo (al fin) en Sujeto.

Un sujeto frivolizado en el cine, un sujeto denostado por varios cineastas cuya procedencia no dista de la familia que vemos en pantalla. Este sujeto sensible y contradictorio, como su sociedad, se presenta como liberal sobre las drogas y el sexo, los excesos y los negocios y conservador (feudal) respecto a las relaciones sociales, el lugar de la mujer y de la servidumbre no son tema de discusión.

Sin diálogos anquilosados, ni solemnidad ZS radiografía a un sector poblacional excluido de las pantallas, o por lo menos desde su corazón, como sujetos sensibles y no villanos, como cómplices pasivos y resignados de la infalibilidad de la historia reciente de un país que no les entiende y al cual no comprenden.

El universo ordenado y maquillado de Carola (N. del Castillo), que sugiere el misterio como clave de la seducción, se ve trastocado por la exterioridad, encarnado por una señorona que le recordara que sus valores tienen precio, si acordamos que la tradición es fundamento de los valores. Desde ahí se dibujará a Patricio (J. P. Koria) macho, lascivo y jugador, y a Bernarda (M. Vargas) honesta, lesbiana y enamorada, ambos quieren comprender si el sexo tiene algo que ver con el amor, y la angustiosa construcción de la identidad desde la ritualidad sexual hasta la vestimenta. Wilson (P. Loayza), el mayordomo, es quien guía al espectador por la construcción laberíntica y plagada de espejos que nos propone esta película fresca y honesta, sin embargo él se castró o lo castraron, cualquier viso de sensibilidad, a partir de su condición subalterna terminó sometiéndolo a una familia que le otorga el lugar que su tradición siempre le asigno.
Ante esta construcción, el relato necesita un disparador, el niño Andrés (N. Fernández), el menor de los hijos, posee imaginación, un talento precoz y ternura, permitirán a Valdivia, cuando ya acusa el cansancio de la introspección visual, en un movimiento dramático, la muerte, permitiendo la fuga; la salida de la burbuja-casa, nos lleva con la muerte por un paisaje ascendente y la exterioridad cobra movimiento incluso existencia para recordarnos donde estamos (que siempre existe una esfera que contiene a otra).

“Viven en una burbuja, la otra ciudad, alienados, extranjeros, acomplejados, etc”, frases que nos persiguieron a los sureños, Valdivia reviste estas ideas con movimientos circulares y esféricos, que a su vez significan encierro y castración, colaborado con una paleta de colores que suponen un maniqueísmo simplón a primera vista, sin embargo el blanco emerge como lo insignificante, lo ambiguo, lo estático. Como las silentes exploraciones que realiza la cámara, vaciadas de significados, pero su función es armónica, proporcionando el ritmo interno de cada plano y construyendo el sentido musical del montaje final.
A pesar de la tentación que tienen algunos de hacer un díptico de esta obra con La Nación Clandestina (Sanjines, 1989) que este septiembre cumple 20 años. El sólo ejercicio de plantear esto supondría no reconocer las transformaciones sociales y la critica subrepticia que invade la pantalla de Valdivia con la misma sutileza que nos retrata a nosotros, ´los jailones originarios´.

Esta magnifica puesta en escena, verdadera obra de arte, podría interpretarse como una epístola de una clase en retirada, de la cual sólo nos quedara la nostalgia entre melodías lastimeras del aristócrata piano y el susurro de un niño que algún día quiso volar.


Zona Sur. Dir Valdivia, 2009, Bolivia

Zona Sur. Dir Valdivia, 2009, Bolivia

El mismo silencio y sentido de vacío experimentados con Dependencia Sexual (Bellot, 2003) y Lo mas bonito y mis mejores años (Bouloqc, 2006) me tomaron al finalizar Zona Sur(Valdivia, 2009), porque el espejo no perdona, sólo trae mutismo y desolación.

viernes, 7 de agosto de 2009

Hiroshima mon amour

a 64 años del horror, del primero, un 6 de agosto: la sensibilidad de Alain Resnais en un intento de comprender lo incomprendible, lo representar lo irrepresentable, realiza Hiroshima Mon Amour (1959) con ayuda del amor, solo asi, desde esta posición puede aproximarse a "la reconsitución a falta de otra cosa"
entre verlo todo, y ver nada

"el museo", "la memoria", "los actores", "la ilusión", "el encuadre", el olvido", "la mirada", el inventar", Resnais realiza la peli más romantica de todos los tiempos

apertura de Hiroshima Mon amour, Dir. Alain Resnais (Francia, 1959)

entre inventar y mirar, entre el olvido y la ilusión, y el estruendo de la razon: sólo es posible el amor.

lunes, 3 de agosto de 2009

Revista digital Cinemas cine


Desde este 1 de agosto, está disponible en la web el primer número de la revista digital de información, crítica e investigación cinematográfica CINEMAS CINE. Esta publicación digital se lleva a cabo con el auspicio de la Fundación para el Desarrollo FAUTAPO, a través de su Proyecto de Apoyo al Arte (PROAA), por ser una de las ganadoras de los Primeros Fondos Concursables para Investigaciones y Publicaciones sobre Arte, que se lanzaron con el fin de visibilizar y difundir investigaciones que se hayan producido en el sector.

CINEMAS CINE nace de la iniciativa de jóvenes periodistas y realizadores y tiene el objetivo de crear y sostener un espacio especializado en información, crítica e investigación cinematográfica en el que además se promueva la realización de investigaciones sobre productos audiovisuales.
Las múltiples posibilidades que las tecnologías de información y comunicación (TIC´s) han generado sobre el intercambio, la producción y la divulgación de información entrañan una veta riquísima en la producción del conocimiento especializado, en tanto generan procesos creativos y reflexivos sobre un objeto especifico. A su vez, con las TIC´ s se reinventa el espacio especializado de discusión, ya no como escenario estático excluyente, sino en tanto espacio plural e incluyente, cuya virtud es la interculturalidad y la democratización de la palabra.A través de la creación de esta plataforma, se consolidarían las dinámicas de información y critica cinematográficas existentes y se reconfigurarían los espacios de dialogo para la formación de públicos críticos frente al film. Bajo esta premisa, CINEMAS CINE tiene varias secciones informativas en torno al ámbito nacional e internacional, una sección de críticas y cuatro secciones de ensayos en torno a la historia del cine boliviano y la relación del cine con otras artes.
Para su primera edición, CINEMAS CINE propone, entre otros contenidos, acercamientos críticos a algunos estrenos nacionales del 2009 como Hospital Obrero de Germán Monje y Verse de Alejandro Pereyra, una entrevista con el realizador boliviano Marcos Loayza y un estudio sobre cine boliviano realizado por la productora y guionista Verónica Córdova.